viernes, 4 de noviembre de 2011

EMPRENDEDOR-EDIFICACION



A sus 26 años, el arquitecto Javier Sánchez adquirió un terreno en 600,000 pesos y levantó un edificio de departamentos de siete pisos, que sería su primera obra como promotor y su primer aprendizaje empresarial.
Era 1996. Sánchez trazó planos y su socio Waldo Higuera se encargó de los aspectos técnicos de la construcción.  Pasó el tiempo. Un día ambos fueron del entusiasmo a la alerta, y de ahí, a la cruda realidad: "Pactamos una preventa barata", dice Sánchez, y los costos al edificar se elevaron. Perdieron 300,000 pesos.

Desde entonces, Sánchez comprendió que calcular riesgos es un punto nodal en su negocio y que debía contar con un equipo de profesionales que distinguieran con claridad cuánto cuesta un proyecto y cómo fijar los precios de venta. 
Cuatro años después, su empresa, JSª, contaba con direcciones de arquitectura, de ventas, construcción, promoción y nuevos proyectos, contraloría y dirección administrativa.
Pero la suerte no es igual para todos. Luchar por ganar la prestación de un servicio o la venta de una mercancía tiene su particular cuesta arriba en México, pues de entrada no existen universidades que impartan la carrera de políticas de competencia, afirma el ex secretario de Hacienda Pedro Aspe, ahora director de la consultora Protego.
Para crear una empresa, lo primero que hay que definir es bajo qué régimen se constituirá, ya sea en una sociedad anónima, en sociedad colectiva o en cualquier otro tipo, para lo cual se recomienda consultar un abogado.




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